miércoles, 7 de noviembre de 2012

Structuralia mira hacia Perú y Colombia

La escuela de formación se plantea la expansión a otros mercados latinoamericanos después de afianzarse en Chile

La compañía española Structuralia, que forma parte de Kaplan -un gigante de talla mundial en el ámbito de la formación- inició su proceso de internacionalización a Latinoamérica en el año 2007. Especializada en el negocio de la formación online en castellano, al otro lado del Atlántico encontró un claro hueco para poder ampliar su ámbito de influencia. Chile, un mercado mucho más pequeño que el español pero con un nivel tecnológico bastante avanzado, se convirtió en la primera apuesta.

«Nuestro crecimiento era importante en España, de un 20% al año, y decidimos que era el momento de probar suerte en otro país», explica Andrés Serrano, director general de la compañía, que forma fundamentalmente a profesionales y empresas de los sectores energético y de la construcción. El perfil más abundante entre sus alumnos es el del ingeniero que quiere seguir formándose. «La acogida fue increíble. Nos lanzamos a abrir delegación en el año 2008 y desde el principio el crecimiento fue mayor al esperado», apunta, reconociendo que Structuralia seguirá afianzándose en este país.

AÑOS DE ÉXITO
Casi un lustro después de su llegada al mercado chileno, el balance resulta favorable. El interés por la formación de Structuralia ha crecido en aquel país a buen ritmo y ya supone el 8% del negocio total de la compañía, que cuenta con más de cincuenta trabajadores en la actualidad. Serrano explica además que gracias a la delegación chilena, en la que trabajan cinco personas, ha comenzado a formar a profesionales y empresas latinoamericanos de otros países. «Es la ventaja de la formación online, que permite seguir los cursos de minería o ingeniería sísmica o de otra rama desde el punto geográfico que el cliente elija», corrobora el director de la empresa.

La positiva experiencia chilena ha animado a Structuralia a pensar en otros mercados. Ahora mismo, la empresa está diseñando un «ambicioso» plan de crecimiento para los próximos años, y en él tendrán cabida países «que están creciendo muy por encima de lo que lo hacen los países europeos».  Serrano cita el caso de Perú, Colombia e incluso México, donde además está previsto que siga aumentando la inversión pública en infraestreucturas. «Son mercados donde hay que formar a ingenieros, y donde hay mucho que progresar en los ámbitos de gestión y especialización», razona Serrano.
El éxito de Structuralia se apoya en la calidad de los formadores. Hoy por hoy, cuenta con  destacados expertos del mundo de la ingeniería como José Llorca, actual Presidente de Puertos del Estado; Fernando Gutiérrez de Vera, máximo responsable del proyecto ferroviario Medina–La Meca que van a diseñar y ejecutar un grupo de empresas españolas y saudíes; Mateo Rodríguez, antiguo director general de Dragados Industrial; Jaime Álvarez López, ex residente de Urbaser; o Gonzalo San Cristóbal, ex presidente de OHL Industrial.

Gracias a ellos y a sus acuerdos con la Comisión Europea o la Organización de Estados Americanos, Structuralia forma a unos 20.000 alumnos al año, de los que en torno a 1.000 son de algún país de Latinoamérica.

jueves, 25 de octubre de 2012

Los bienes de equipo, ante su mejor momento

España se beneficia del impulso brasileño a la inversión en renovar equipos y ampliar su capacidad industrial

Jose Luis B. Benayas
Madrid

Una moneda, el real, en buena forma; un crecimiento moderado pero constante; una imagen, por lo general, positiva de España; y una apuesta decidida de Gobierno y empresas por invertir en la renovación de equipos y en la ampliación de la capacidad productiva, especialmente en el ámbito industrial y a través de nuevas infraestructuras... Todos esos detalles conforman una oportunidad de oro para la exportación española de bienes de equipo.

En realidad, parte del camino ya está hecho. Desde hace unos años, España exporta a Brasil sobre todo bienes de equipo y semifacturas y, cada vez en menor medida, bienes del sector automóvil. Esta tendencia ya era descrita en el año 2009 por un estudio -coordinado por el profesor de Icade Alfredo Arahuetes- sobre el entorno económico y las oportunidades de inversión en Brasil. Partiendo de las premisas anteriormente citadas, el estudio hacía hincapié en que las mejores perspectivas exportadoras eran para material de transporte (partes y componentes para aviación), maquinaría específica para los diferentres tipos de industria, equipos para telecomunicaciones y equipos informáticos.

Sin embargo, la capacidad de aumentar la cuota exportadora es mucho mayor. Primero, porque España cuenta con empresas de primera línea en el ámbito de los bienes de equipo -muchas de ellas agrupadas bajo el paraguas de la Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo (Sercobe), con una facturación conjunta de casi 40.000 millones de euros anuales-. Segundo, porque esas mismas empresas llevan años orientando su negocio a la exportación. Según los datos del Ministerio de Economía, el de los bienes de equipo es el sector más exportador, con más de 43.000 millones sólo en el año 2013. Y tercero, por el mayor interés de Brasil por importar productos en este área.

Ese mayor interés lo ha demostrado recientemente la Cámara de Comercio Exterior (Camex) de Brasil, al aprobar la reducción del impuesto que grava la importación de cerca de 300 tipos de bienes de equipo  y artículos del sector de informática y telecomunicaciones que no son producidos en el país.
Según datos de la Oficina Económica y Comercial de España en Sao Paulo, el impuesto se sitúa en el 2% hasta el próximo 31 de diciembre del año 2013, cuando el tipo original estaba fijado entre el 14% y el 16%. La industria brasileña desembolsará a medio plazo algo más de 500 millones de euros  en la importación de dichos productos, cantidad que será utilizada en diferentes proyectos que suponen una inversión conjunta de más de 1.700 millones de euros.

miércoles, 25 de julio de 2012

"México y su futuro postelectoral"

Tribuna de opinión de Carlos Malamud
Investigador principal para América Latina 
del Real Instituto Elcano

El calendario postelectoral mexicano es muy prolongado. El 1 de julio, cada seis años, hay elecciones presidenciales, aunque el nuevo gobierno asume el 1 de diciembre. Los resultados definitivos, parlamentarios incluidos, se conocen a fin de agosto. Estos plazos no son importantes en circunstancias normales, pero suman incertidumbre cuando algún actor protagónico cuestiona el proceso.

Ocurrió en 2006 y podría repetirse ahora. En ambas ocasiones el candidato del PRD (Partido de la Revolución Democrática), Andrés Manuel López Obrador, denunció los resultados en base a supuestas irregularidades. En 2006 fue favorecido por la sorpresa y porque sólo lo separaba medio punto del presidente, Felipe Calderón. Hoy, la distancia con Enrique Peña Nieto, el candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional), es de casi siete puntos y tres millones de votos.

Para justificarse insiste en que se violaron los principios de certeza, imparcialidad, equidad, objetividad y profesionalismo, ya que hubo compra y coacción del voto, intervención ilegal de los gobernadores del PRI,
manipulación de las encuestas e inacción del Instituto Federal Electoral (IFE) en la fiscalización de los gastos del PRI. Por eso habla de la compra de cinco millones de votos, una cifra que anularía a su rival.

Los resultados de las elecciones parlamentarias muestran que la ventaja del PRI y partidos aliados es mayor, pese a no tener la mayoría absoluta en el Congreso ni en el Senado. Si bien el PRI se habría quedado muy
cerca del 51% de los escaños en ambas cámaras, un dato que sólo se conocerá a fines de agosto, la necesidad de impulsar un profundo programa de reformas requiere de alianzas muy claras, especialmente con el PAN (Partido de Acción Nacional).

Entre las reformas más importantes están la energética (haciendo de PEMEX una empresa eficiente y rentable), la fiscal, la política o la del sistema educativo y de justicia. México y su futuro postelectoral.
La mayoría de ellas necesita reformas constitucionales, sólo posibles con los dos tercios en el Congreso y el Senado y para ello hay que sumar al PRI y al PAN. Únicamente con esta agenda reformista México podría evitar la trampa que acecha a los países de renta media y que impide su consolidación como naciones
desarrolladas.

El otro tema central del nuevo gobierno es la lucha contra el narcotráfico, devenida en guerra abierta con Calderón. Su evolución y sus más de 50.000 víctimas importan por varias razones. Primero, por su impacto en la opinión pública nacional, preocupada de forma ambivalente por el nivel de violencia y por la inseguridad y las amenazas de los carteles de la droga. Segundo, porque afecta la relación estratégica con EE.UU., clave para sus intereses. México es su tercer socio comercial, tras Canadá y China, e importa 200.000 millones de dólares anuales. Si sumamos los 3.185 kilómetros de frontera común y el peso de la colonia mexicana se entiende la importancia de la relación. En 2009, los más de 31 millones de mexicanos y sus descendientes eran el 10,3% de la población de EE.UU.

Peña Nieto tiene escaso margen para realizar cambios bruscos en la política contra el narcotráfico. Intentará desdramatizar el impacto de la guerra, buscando algunos triunfos rápidos y espectaculares y reduciendo el número de víctimas. Pero necesita el respaldo de Washington. De ahí sus palabras conciliadoras hacia el
norte. Tranquilizar al vecino para negociar más con él es un factor clave para mantener el crecimiento, estimado para 2012 en el entorno del 4%.