miércoles, 23 de mayo de 2012

¿Nube pasajera o tormenta perfecta?

Tribuna de opinión en Dossier Eurolatam
Carlos Malamud
Investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano

En menos de un mes dos expropiaciones o nacionalizaciones de empresas españolas en América Latina saltaron todas las alarmas. Así, surgieron numerosas voces que auguraban movimientos similares en otros países de la región contra intereses españoles. Entre los argumentos manejados: la crisis española, la debilidad de la Marca España o una política inadecuada para América Latina.

Tras la expropiación del 51% de las acciones de YPF en manos de Repsol o la nacionalización de la Transportadora de Electricidad (TDE), en Bolivia, cuyo 99% pertenecía a Red Eléctrica Española, cabe preguntarse si asistiremos a un efecto dominó. Los temores a la réplica de conductas similares en otros países de la región son totalmente legítimos.

Si atendemos a la coyuntura política y económica latinoamericana podremos extraer algunas conclusiones útiles, que mejorarán el diagnóstico y ayudarán en la toma de decisiones. Como mostró el último informe de la CEPAL (Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina), la inversión extranjera directa (IED), que alcanzó la cifra récord en 2011 de 153 mil millones de dólares, ha mostrado una región fragmentada. Desde el punto de vista de los inversionistas externos, no existe una única realidad regional y éstos apuestan por uno u otro destino en función de la seguridad jurídica existente en cada país, de la mayor o menor previsibilidad del sistema político y del comportamiento racional de los actores implicados.
Como dijo el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en presencia de Mariano Rajoy y en alusión directa a YPF, «nosotros no expropiamos». Por eso existen algunos países, encabezados por Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, a los que también se pueden sumar Costa Rica, Panamá, República Dominicana o Uruguay, donde el riesgo de nacionalizaciones es prácticamente cero o casi mínimo y en el hipotético caso que ocurran estarán rodeados de las mayores garantías.

La nota más insólita del pasado 1 de mayo, cuando Evo Morales anunció en La Paz la nacionalización de TDE, fue que en la tarde del mismo día el propio Morales, acompañado del presidente de Repsol, Antonio Brufau, inauguró una instalación gasista que permitirá exportar mayores cantidades de gas al deficitario mercado argentino. ¿Es posible que por la mañana se nacionalice una empresa española y por la tarde se ensalce a otra? En realidad, desde que en el año 2006 se nacionalizaron los hidrocarburos este tipo de medidas se han hecho 'normales' en Bolivia, afectando a empresas de distintas nacionalidades y no sólo españolas.

Más importante, y esto también vale para Ecuador y Venezuela, e incluso Cuba, en estos países las empresas extranjeras que ya habían sido expropiadas o corrían el riesgo de serlo, tras arduas negociaciones llegaron a acuerdos con los respectivos gobiernos. Estos acuerdos, centrados en el sector energético, limitan los riesgos de expropiación, aunque obviamente no los eliminan totalmente.

Es obvio que no se pueden excluir nuevos acontecimientos similares, pero tampoco se puede pensar en una tormenta perfecta que arrase con los intereses españoles en América Latina. La realidad debe analizarse por países y por ramos de actividad. No hay respuestas generales válidas como tampoco un efecto dominó ni una ofensiva contra España. Desde aquí corresponde adoptar una actitud más racional y menos pasional, sin caer en teorías conspirativas y pensando adecuadamente las mejores respuestas, tanto desde una perspectiva empresarial como gubernamental.

1 comentario:

  1. Obvio es que "la realidad debe analizarse por países y ramos de actividad". Bajando el nivel pasional en las reacciones, tenemos que evitar que las expropiaciones se podran hacer sin ningún coste comercial, financiero y político.
    Hay instancias internacionales para exigir una compensación y hay maneras para aislar estados con un comportamiento nocivo para las relaciones internacionales, pero estos estados muchas veces ya se han auto-aislado de estas instancias internacionales, como por ejemplo Argentina del FMI.
    A pesar de la necesidad de no actuar con pasión, es imperativo que el mensaje que los países perniciosos se auto-excluyen del mundo jurídicamente organizado y moderno,que su comportamiento es inaceptable, atrae la atención de fuerzas domesticas que se oponen a estas formas de expropiaciones que son un robo y dañan a los intereses no solo de los inversionistas pero del país expropiador mismo. Así, estamos dando un apoyo moral a estas fuerzas. Si no hay ninguna reacción publica del mundo exterior, parece que estas maneras populistas no provocan ninguna protesta y son idóneas para enriquecerse sin esfuerzo ni costes, lo que invita una repetición porque estamos en la lógica populista dando razón a los expropiadores.

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